En algunas zonas hay un 50% menos de cobertura. Se estima que habrá entre 70.000 y 80.000 hectáreas dedicadas al cultivo.Los campos que se destinan al trigo provienen de soja trilladas en forma temprana y con suelos que disponen de humedad en zonas que, en general, pueden recibir alguna lluvia durante el período otoño-invierno, para ayudar a que el cereal llegue a la cosecha con ciertas expectativas.
El trigo es el principal cultivo de invierno que se explota en la zona productiva de Tucumán posterior a la soja y, generalmente, sirve como cobertura invernal para no dejar desprotegido los suelos.
Así se sustentaron muchas campañas, que fueron buenas en materia productiva y dejaron cierta rentabilidad a los productores.
in embargo, en esta campaña se sumaron varios elementos que tiraron para abajo el interés de los productores por sembrar, lo que se tradujo en una menor superficie cubierta con el grano. “Guardaron las palas ante la baja rentabilidad”, fue la frase escuchada entre agricultores tucumanos.
Realidades
“La intención de siembra del trigo es mucho más baja de lo que esperábamos este año. No puede precisarse todavía con claridad esa disminución, pero hay zonas en las que se estima un 50% menos de cobertura, lo que podría suponer una superficie de siembra de entre 70.000 y 80.000 hectáreas (ha)”. Esto significaría que “se superaría casi en un 100% a la disminución esperada en el país, que rondaría el 25%”, según los especialistas sureños que fueron consultados, señaló para LA GACETA Rural el ingeniero Daniel Gamboa. El profesional es investigador de la Sección Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de Tucumán. (Fuente: La Gaceta/Rural) “Hay dos aspectos importantes a considerar: si las lluvias de otoño han llegado a cargar de humedad al suelo, ya que el trigo se desarrolla con agua acumulada. No podemos saber cómo están esas acumulaciones; parecería que en algunas zonas sí -que se ha recuperado algo- y que en otras, no”, señala el especialista. El otro aspecto -continuó- “es que hay un crecimiento de siembra con garbanzo que deja al trigo con menos hectáreas”.
Por otro lado queda un tercer factor a tener en cuenta: “la incertidumbre de la venta”, dijo.
El Gobierno (nacional) mantiene un severo control sobre las exportaciones de trigo desde hace cinco años. Si la comercialización no es ágil, se vende mal y el productor se desanima”.
Cómo proceder
No obstante, el ingeniero Gamboa razona y transmite, de acuerdo con su experiencia, los pasos que daría en ese sentido.
“Lo primero que haría es medir la humedad y luego -independientemente de lo que ocurra con el mercado, que es coyuntural y puede cambiar- no dejaría de sembrar trigo, por las ventajas que a lo largo de los años aporta la cobertura”, comenzó diciendo en su razonamiento. De esta manera, “el campo se mantendría limpio y con pocos gastos”, agregó.
Posibilidades
Desde su experiencia como profesional y investigador de la Eeaoc, especializado en el manejo del trigo, Gamboa tomó su conocimiento y los transmitió a los productores agrícolas de Tucumán y su importante zona de influencia:
a) Si hay un suelo bien cargado de agua y si disponemos de las semillas y de la sembradora, con tiempo operativo muerto, “yo sembraría sin pensar tanto en qué ocurrirá en el próximo verano con la soja”, dijo.
b) “Si hay humedad ahora, además, lo mismo ella se consumirá y hará falta que vuelva a llover en el verano”, aportó en su análisis.
c) “Si el campo no está sembrado, será invadido por malezas”, y algunas resultarán de muy difícil control.
d) Por otra parte, no existe un aporte de rastrojos parejo y esto repercutirá seguramente sobre el cultivo de verano. De modo que “es mejor mantener el campo limpio.”
e) Otra opción sería sembrar trigo, o algún otro cereal de invierno, y trabajarlo como cobertura, con un barbecho muy temprano, y quemarlo. De esta manera se evitaría realizar un consumo no deseado de recursos”, finalizó el profesional.