Ahora, con un   ojo   en   el lote y otro en el cielo

(Fuente: Suplemento Rural Clarín) El experto Eduardo Sierra dice que habrá períodos secos y de mucho calor, cortados por fuertes tormentas.

Al comienzo de cada ciclo agrícola, una de las variables que los productores siempre tienen en cuenta es el clima, que en las últimas dos campañas adquirió un marcado protagonismo, con una “Niña” que en 2011/12 pegó de lleno en los rindes, y un “Niño” que si bien afectó el inicio 2012/13, en la actualidad se encuentra prácticamente disipado.Más allá de este devenir, la evolución del clima en los próximos meses en uno de los grandes interrogantes en este año que comienza. En esta línea, y de acuerdo a un informe elaborado por el ingeniero agrónomo Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, el escenario climático continúa mostrando algunos puntos que habrá que seguir con atención.

A escala global, el especialista destacó que se acentuó un calentamiento de las porciones norte y ecuatorial del Océano Atlántico, fenómeno que es conocido como “Oscilación Multivariada del Océano Atlántico” (AMO, por sus siglas en inglés).

A nivel regional, el informe destaca que esta oscilación permitiría la entrada de humedad atmosférica en el norte del continente, situación que por un lado favorece las lluvias en la Cuenca del Plata pero que al mismo tiempo las reduce hacia el interior del continente.

A diferencia del “Niño”, cuyo período de vida se ubica sobre los 12 meses, la AMO puede extenderse a lo largo de varios años, con un verano en el cual las precipitaciones se desplazan hacia el norte del país, que registraría fuertes focos de tormentas severas. “En principio, este cambio beneficiará a la región Pampeana y el sur de la Mesopotamia, pero debido al calor que se espera, podrían darse situaciones de sequía en los terrenos altos, al mismo tiempo que los bajos continuarán sufriendo excesos”, sostiene Sierra.

En base al calentamiento producido por esta oscilación del océano Atlántico, el especialista sostuvo que es probable que el resto de la presente campaña agrícola se caracterice por tres factores: entradas de aire frío hacia el comienzo del otoño, que causarían heladas en el sudoeste de la región pampeana; precipitaciones que se trasladen hacia el norte argentino y lapsos de intensa actividad meteorológica que alternarán con períodos de escasa actividad, que se reflejaría en condiciones de calor y tiempo seco.

En base a esta suma de condiciones climáticas, el especialista explicó que pueden esbozarse algunas tendencias probables de la actual campaña. En relación a los rindes, señaló que a nivel nacional podría registrarse un elevado volumen de producción total, pero con fuertes contrastes zonales.

Sobre este punto, la calidad de la producción se vería afectada a causa de la incidencia sanitaria y el elevado porcentaje de humedad al momento de la cosecha. Además, el informe señala que la mayor incidencia de malezas, plagas y enfermedades, y las dificultades en la trilla, transporte y almacenaje de granos se traduciría en un incremento de los costos productivos.

En el largo plazo, el trabajo destaca que existen algunas tendencias que sostienen que las porciones norte y ecuatorial del océano Atlántico han ingresado en una fase de calentamiento que podría extenderse por varias décadas. Si esta teoría es correcta, Sierra sostuvo que los episodios de “El Niño” podrían potenciarse, causando precipitaciones muy superiores a lo normal, mientras que los episodios de “La Niña” se verían debilitados, no generando las sequías que se registraron en los casos anteriores.

En este caso, el régimen de precipitaciones en la superficie agrícola argentina atravesaría un extenso período en donde el factor predominante sería un régimen de lluvias superiores a la media. Así, se reducen las probabilidades de temporadas marcadas por déficits hídricos.

De esta manera, y en un contexto de campañas agrícolas signadas por los vaivenes climáticos, los productores cuentan con más información para comenzar a delinear estrategias de largo plazo, que permitan disminuir el impacto del variable factor climático.

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