(Fuente: Clarín Rural) Lo dijo el director de Dupont Agro para el Cono Sur, Sergio Ro- dríguez. La química y la genética, a fondo.
Antes de reojo y ahora ya directamente, los faros del mundo apuntan a Sudamérica como uno de los lugares que permitirán aumentar la producción de alimentos. Buenas tierras, potencial para aumentar la superficie cultivada, recursos hídricos y buenos productores, son los cimientos de esa confianza.
En ese marco, vale la pena hablar con los líderes del negocio, para analizar presente y futuro del negocio agrícola mundial, el rol de Argentina y la región y cómo trabajan desde las empresas para jugar un partido que requiere aumento de productividad para lograr más volúmen de cosecha.
Uno de esos líderes es Sergio Rodríguez, director de Dupont Agro para el Cono Sur, quien fue claro, en esta ciudad, cuando habló con Clarín Rural : “Hay que decirlo, Argentina es un jugador que se sienta en la mesa de los grandes, es uno de los principales productores de alimentos del mundo”.
Y agregó: “Somos el tercer productor de soja del planeta y si pudiéramos mejorar algunos temas internos también podríamos aumentar sustancialmente la productividad y la producción de este y otros cultivos, mucho, en los próximos años”.
Confiado en lo que pueden hacer, desde los laboratorios, empresas como la que conduce, Rodríguez apunta que “con la tecnología disponible, nuestro país podría superar ampliamente la barrera de las cien millones de toneladas, de la que tanto se viene hablando hace tiempo”. Sin embargo, advierte que “se necesita un marco que permita pensar en inversiones a largo plazo y aumentar las superficies de cultivos que se han ido deteriorando, como el trigo y el maíz”.
En cuanto a Brasil, el otro jugador determinante en la región, Rodríguez expuso que “la principal diferencia con Argentina es que tiene la posibilidad de expandir su frontera productiva a, por lo menos, 50 millones de hectáreas más de las 80 millones de hectáreas que hoy ya tiene en producción”.
En resumen, hay que producir más alimentos y dos de los que tienen con qué son, justamente, Argentina y Brasil. En el campo, los productores tienen su propio desafío, pero también las compañías han asumido el reto de producir más y de manera más sustentable. “Pensemos que de acá a 30 o 40 años deberíamos aumentar en un 50% lo que actualmente producimos, pero con un aumento de superficie mucho menor. En este sentido, el progreso que se está haciendo en nuevas tecnologías es increíble, tanto desde la genética como desde la química”, destacó Rodríguez.
A medida que va hablando, el ejecutivo se entusiasma: “En el mundo, la producción de alimentos está evolucionando de una forma que no se había visto nunca antes y las compañías estamos poniendo el mejor nivel tecnológico de la historia”. En este sentido, consultado sobre los puntos centrales que tienen en cuenta al momento de pensar en desarrollar una nueva tecnología, Rodríguez enumeró: “Para las nuevas moléculas, se elijen las que tienen buena performance, pero también las que tienen baja toxicidad o son prácticamente inocuas y las que tienen un mayor nivel de persistencia a dosis menores”.
Finalmente, otra característica deseada es la especificidad, es decir, “ya no se buscan moléculas que tengan un espectro amplio de control sobre una amplia variedad de insectos o plagas, sino las que actúen sobre determinados problemas, sin afectar la fauna benéfica”.
En el mundo, Dupont destina a investigación y desarrollo alrededor del 8% de su facturación anual. Asimismo, en la Argentina aplica un 5% para el desarrollo y adaptación local de las nuevas tecnologías. “Los productos que ha desarrollado la compañía son muy propicios para los cultivos que se producen en nuestro país”, destacó Rodríguez. En esa línea, la empresa eligió Argentina para la presentación mundial del insecticida para cultivos intensivos Benevia.
Como los productos hablan de las estrategias de las compañías y de hacia dónde se quieren dirigir, el reciente anuncio de una alianza entre Dupont Agro y Rizobacter para la comercialización de un coadyuvante habilitó la consulta sobre el significado de esta unión. Rodríguez consideró que “el futuro del agro pasa por convertir a la semilla en una unidad tecnológica que compendie genética, bioingeniería, productos biológicos y productos químicos, y para ello todas las compañías necesitamos de alianzas, porque ninguna, en forma individual, puede tener todo lo que esa semilla necesita”.
Con eso en mente, y para terminar, el ejecutivo volvió a decir lo que piensa: “Argentina tiene que ser, cada vez más, un gran líder en la producción de alimentos a nivel global”.