Buenos Aires (Fuente: El Cronista Comercial / Por Pedro Maks) La historia refleja las virtudes de su sociedad para enfrentar situaciones adversas. Hoy la provincia compite en los mercados internacionales.
Por un avatar que me dispuso la vida hace unos pocos meses me he radicado en la Ciudad de San Miguel de Tucumán. Al igual que muchos que peinan canas como yo, traía en mi mente la imagen de Tucumán que me brindaron los viejos textos escolares, donde el único sustento económico de la provincia era el limón y el azúcar. Por mi actividad, en pocos días, fui descubriendo el verdadero Tucumán productivo, y después de haber trabajado durante muchos años a lo ancho y a lo largo de nuestro país en producciones regionales me encuentro con una grata sorpresa: aquí se entendió de una buena vez cómo se debe trabajar en equipo entre el estado y la inversión privada, sin descuidar cada uno sus objetivos particulares y caminando para el mismo sentido.
A lo largo de este suplemento especial, alejado de toda visión política, podrán apreciar cómo se pudieron conjugar los intereses de los industriales, con investigadores y objetivos estatales, afianzando un modelo de gestión que tiene sus orígenes hace más de 100 años con la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, creada en el año 1909.
En Tucumán, se comprendió que el tiempo de regalar pescado se terminó, y que para seguir creciendo hay que enseñar a pescar. Eso significa, para el Estado, crear nuevos sectores productivos, y para los empresarios seguir invirtiendo en pos de dar mayor valor agregado a sus productos y ganar competitividad en los mercados internacionales, en lo que actualmente están trabajando muy profundamente.
Tucumán es la provincia más chica de la Argentina, con 22.524 kilómetros cuadrados de territorio. De ellos, sólo la mitad son productivos porque está surcada de sur a norte por una cadena montañosa pre cordillerana. Cuenta con un millón y medio de habitantes, según el censo del año 2010, con una densidad de 66 habitantes por kilómetro cuadrado, que se duplica al ser el 50% zona montañosa. Con esos parámetros, es la provincia más industrializada del norte del país, superando las 260 industrias metalmecánicas, soportes del desarrollo agroindustrial. Es la segunda en montos exportados del NOA, en el año 2011, después de Catamarca, que mantiene su liderazgo apuntalada por la industria minera. Sus cuatro universidades, proporcionan el capital humano e intelectual para alimentar la demanda de profesionales que requieren un crecimiento sostenido, permitiendo paralelamente una dinámica social, fundamental para un crecimiento homogéneo.
Varias provincias del norte argentino están viendo con buenos ojos el modelo que se ha generado en Tucumán.
La materia pendiente y más atrasada, es eliminar el impacto ambiental negativo que generan las viejas costumbres productivas. Lentamente, se está tratando de revertir esta situación, a pesar que cuesta mucho, por su acervo cultural de años.
Coincidencias
Sectores privados y el Estado provincial coinciden en objetivos comunes, y delinean un modelo de gestión y de desarrollo productivo, que generará más confianza a partir de reglas claras. Así, se incrementarán las inversiones y Tucumán logrará tener un futuro próspero. Lo más importante, sin embargo, es que se habrá instaurado una política de estado que deberá ser respetada por el futuro político y que tal vez, marcará el modelo a seguir en la Argentina, para los siguientes años.
En el intercambio económico moderno, todos los aspectos interesan y eso mueve a tomar conocimiento de las regiones productivas, sus instituciones política, económicas y empresariales, el ecosistema, las tradiciones culturales, los modos de producir, trabajar y estudiar; en fin, tratar de comprender lo más acabadamente posible lo que está detrás de cada producto y de cada oportunidad de inversión. Son palabras del gobernador tucumano José J. Alperovich, detalladas en la Guía de Ofertas Exportables de Tucumán que bien sirven para esta edición especial.