(Fuente: EEAOC, Publicado en La Gaceta) El garbanzo (Cicer arietinum L.) es una de las legumbres invernales más importantes de las cultivadas en el mundo. Sus granos representan una fuente de proteína barata de gran potencial, cuyo aprovechamiento puede ser integral.
Actualmente en la Argentina, las principales provincias productoras son Salta, Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán. Considerando su comercialización, el principal destino de la producción del país es la exportación. Para la campaña 2019, en nuestra provincia se sembraron 12.050 hectáreas.
Desde 2017, en el Instituto de Tecnología Agroindustrial del Noroeste Argentino (Itanoa; unidad ejecutora de doble dependencia: Estación Experimental Agroindstrial Obispo Colombres -Eeaoc- y Conicet) se vienen desarrollando investigaciones relacionadas al hongo Fusarium oxysporum en el cultivo de garbanzo. En estas interactúan las secciones de Granos, Biotecnología y Fitopatología de la Eeaoc.
Entre los factores bióticos que afectan el rendimiento los especialistas identificaron que el marchitamiento por Fusarium oxysporum es una de las limitantes productivas más grandes del mundo y ha sido detectado en la mayoría de los países donde se cultiva el garbanzo: Bangladesh, Etiopía, India, Pakistán, Irán, México, EEUU, Perú y la Argentina.
Síntomas en campo
Los investigadores explicaron que esta enfermedad es consecuencia de infecciones vasculares en la planta, que llevan asociadas una coloración oscura del xilema y ocasionalmente de la médula de la raíz, cuello y tallo de las plantas infectadas. Se presenta con síntomas de amarillez y marchitez, y causa la muerte de la planta o una menor cantidad de semillas logradas.
Resulta importante considerar la fuerte influencia que tiene el ambiente en la ocurrencia y en el desarrollo de las enfermedades en las plantas. Las condiciones favorables para la expresión del marchitamiento por Fusarium ssp. son: temperaturas óptimas entre 24-27°C, humedad relativa superior al 60% y suelos con mal drenaje.
Teniendo en cuenta que F. oxysporum es un patógeno de suelo, las medidas para su control son preventivas. A continuación, se detallan estrategias:
• Disponer de la información del historial del lote y evitar realizar monocultivo. El patógeno puede sobrevivir en el suelo entre cinco y seis años, aun en ausencia de planta huésped.
• Rotar cultivos o variedades. Las interacciones son muy específicas (genética de planta/genética del patógeno). Al rotar variedades se evita el incremento de poblaciones específicas del patógeno en el suelo.
• Determinar la carga patogénica en el suelo. La determinación de la cantidad de patógeno presente en el lote, será un indicativo del riesgo al que estará expuesto el cultivo en caso de presentarse las condiciones favorables para la expresión de la enfermedad.
• Seleccionar la fecha de siembra adecuada. Esto permitirá evitar temperaturas cálidas durante las primeras etapas del cultivo, en las cuales suele ser más susceptible a la infección.
• Emplear variedades tolerantes y de buen comportamiento. Si bien la disponibilidad de variedades de garbanzo es escasa a nivel nacional, entre las difundidas actualmente, Norteño se comporta como tolerante. En evaluaciones realizadas a campo, se observó además un buen comportamiento de la variedad TUC 464, liberada por la Eeaoc.
• Disponer de semilla de buena calidad fisiológica y sanitaria, recurriendo a un análisis pre siembra. F. oxysporum se transmite por medio de la semilla; por lo tanto, realizar un análisis para detectar su presencia previa a la siembra resulta de gran importancia para evitar su dispersión y la de sus razas patogénicas a zonas de cultivo libres de ella.
• Usar fungicida en semillas. Se recomienda usar productos con ingredientes activos del grupo de los benzimidazoles, recurriendo a tecnologías apropiadas para su aplicación, asegurando siempre una buena cobertura de la superficie de la semilla.
• Registrar cada año cuales son los síntomas más recurrentes en lotes con cultivo, de modo de disponer de la caracterización del lote frente a la enfermedad.
• Considerar que en caso que no se observen plantas con síntomas, pueden presentarse dos situaciones: o que el lote está “libre” del problema, o que las condiciones no sean favorables para la expresión de síntomas por lo que el patógeno no se detecta a simple vista, aunque está presente.
• Monitorear el cultivo de manera permanente. Realizar un diagnóstico acertado en campo y laboratorio, considerando que existen otros factores que pueden producir síntomas similares: 1.- síntomas de amarillez. Fusarium spp, virosis, influencia de factores abióticos. 2.- síntomas de marchitez: Fusarium spp, Phoma spp, complejo hongos de suelo.