(Fuente: La GACETA/ Sábado 28 de julio) Una institución fundamental para la investigación, el sostenimiento y el desarrollo de las producciones agroindustriales de Tucumán y de la región acaba de celebrar su 103 aniversario, en un momento de plenitud y amplios reconocimientos por su tarea. La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) fue fundada el 27 de julio de 1909 en San Miguel de Tucumán, durante el gobierno de Luis F. Nougués, a iniciativa de don Alfredo Guzmán, decidido empresario y político y uno de los grandes innovadores y pionero de la actividad azucarera en la provincia. Concebida como un organismo autárquico desde su creación -mediante la Ley 5020 y sus modificaciones- se ha convertido también en un ejemplo de la integración y la gestión público-privada, toda vez que la EEAOC es administrada por un directorio constituidos por los propios productores, y financiada con recursos provenientes de la producción y aportes del Estado provincial. La dirección técnica, encabezada por los principales especialistas e investigadores de las disciplinas que estudia y desarrolla es otro de los méritos que corresponden resaltar en el crecimiento institucional de un organismo que bien puede considerarse como un orgullo de los tucumanos.
Aunque la realidad agrícola e industrial de Tucumán y el Noroeste no es la misma de aquellos años en que fue fundada, ni son los mismos los estándares que rigen el enfoque de la actualidad productiva con respecto a la demanda de esos tiempos, se debe destacar que la institución ha construido un espacio de liderazgo en la elaboración del conocimiento y de las diversas técnicas y prácticas que han demandado los cultivos regionales y su industrialización y los agricultores para su crecimiento y desarrollo. En buena medida, podría decirse que es inimaginable el Tucumán de este tiempo y los avances productivos que vienen sosteniendo su economía sin la presencia y el impulso innovador de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres. Efectivamente, la capacidad para adaptarse a las exigencias de una cambiante realidad y crecer en la dirección de sus objetivos estratégicos originales, sin modificar su esencia institucional -aunque debió superar más de una crisis- han sido a la vez la garantía de funcionamiento del organismo. Necesaria en su día, avanzada en la propuesta estratégica, clave en el avance de cientos de investigaciones (el desarrollo del programa alconafta, la búsqueda de nuevas semillas, un continuo mejoramiento de las variedades de cañas de azúcar, los distintos trabajos en genética, el impulso de prácticas renovadores en el manejo de los cultivos, propuestas innovadores para la mejor producción del citrus, el desarrollo de la frutilla y los arándanos, los programas experimentales, etc.), la EEAOC ha tenido -y, obviamente, mantiene- un rol insustituible en el conocimiento aplicado para la mejora de la competitividad. Así como su aporte a la evolución y mejoramiento de la actividad agropecuaria, industrial y medioambiental recibe reconocimientos y apoyos, tanto internacionales como nacionales, y sus técnicos e investigadores figuran entre los más calificados, parece justo decir que en torno a la EEAOC se ha creado una mística, un proyecto ilusionante que se mantiene imperturbable. El legado de voluntad, búsqueda y esperanza, y de trabajo mancomún y solidariamente comprometido y responsable son valores que puede servir de ejemplo para nuevas generaciones que se imaginen la construcción de un Tucumán del futuro.