Se conmemoraron 157 años del nacimiento del pionero y filántropo tucumano Alfredo Guzmán (1855 – 1951)

Con motivo de haberse cumplido el 157º aniversario del nacimiento de Don Alfredo Guzmán, acontecido el 27 de mayo de 1855 en San Miguel de Tucumán, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) evoca a este filántropo, industrial azucarero y legislador provincial y nacional por cuya iniciativa se creó, en 1909, nuestra institución. Don Alfredo Guzmán, junto con su esposa doña Guillermina Leston, participó activamente en numerosas obras de bien colectivo, entre ellas la conservación y recuperación de la Casa Histórica de Tucumán, la creación de la Sala Cuna, la donación de un terreno para el actual club Sportivo Guzmán y la fundación –a partir de una propuesta suya en la Legislatura provincial, en 1906- de nuestra  Estación Experimental Agrícola de Tucumán (EEAT) -antecedente de la actual EEAOC- el 27 de julio de 1909. Citamos a la investigadora e historiadora Elena Perilli de Colombres Garmendia, al señalar que la acción de Alfredo Guzmán “se expandió en varias direcciones (…) y que fue incansable en su afán de progreso”. Como hombre público, fue convencional constituyente en la reforma de 1907, candidato a gobernador y por largo tiempo senador en el Congreso de la Nación y en la Legislatura provincial, donde pugnó para lograr la efectiva puesta en marcha de la Estación Experimental. Simpatizante del mitrismo, llegó ya en sus años altos a presidir el Partido Demócrata Nacional. Integró don Guzmán la llamada Generación del Centenario, aquella camada que a principios del siglo XX –según explica Colombres Garmendia- nucleó a hombres  “innovadores e infatigables en su labor por construir un Tucumán moderno y pujante, que supo marcar rumbos a nivel nacional” y aporta los nombres ilustres de “Miguel Lillo, Juan B. Terán, Alberto y Marcos Rougés, Ernesto Padilla, Julio López Mañán, José Sortheix, José Ignacio Aráoz, Juan Heller”.

Señala también la investigadora que aquellos  dirigentes “tuvieron una clara visión de la provincia que querían construir, y pensaron en un modelo estratégico, sólido y a largo plazo” (…) a través  de la creación de “instituciones fundamentales para Tucumán como la Universidad Nacional de Tucumán, la Caja Popular de Ahorros, la Estación Experimental Obispo Colombres, el Museo de Bellas Artes y la Fundación Miguel Lillo”, entre otras.

En su libro Vida de Don Alfredo Guzmán, editado por la Estación Experimental en ocasión de celebrar el 80 aniversario de su creación, el historiador tucumano Carlos Páez de la Torre (h) reconstruye con abundantes detalles el nacimiento de la EEAOC. En aquellos años (primera década del siglo XX) se había generado alarma por la aparición de diversas plagas en la caña –entre ellas la del “polvillo”-, con la consecuente necesidad de investigar nuevas variedades.

“En esos momentos había muy pocas instituciones de este tipo (estaciones experimentales) en el mundo”, escribe Páez de la Torre. “En 1885 se habían fundado las estaciones de Java y Louisiana en 1895, las de las islas Hawaii, y en 1898 había empezado a funcionar el laboratorio del vivero de Mackay, que originaría la estación de Queensland. Así es profundamente indicador de la dimensión progresista del espíritu de don Alfredo Guzmán, ese atreverse a proponer para la provincia una estación experimental. Tan “al sur de todo”, como está la Argentina –y qué decir Tucumán- los problemas para erigir el establecimiento y darle nivel parecían invencibles. Sin embargo, se los venció”.

Sigue el texto citado: “El 14 de diciembre de 1906 ingresó el proyecto de Guzmán a la Cámara de Senadores. Era muy breve y efectivo. El artículo primero disponía ampliar ‘con los elementos necesarios los laboratorios de química y bacteriología (ya existentes) para instalar secciones especiales destinadas a completar la formación de una Estación Experimental Agrícola”. El segundo, autorizaba el Poder Ejecutivo “para contratar, en el país o en el extranjero, una persona de reconocida competencia para que, bajo su dirección. se establezca la estación referida”. El tercero destinaba 40 mil pesos moneda nacional para los gastos que demandará la ley”.

Es ilustrativo leer que “al igual que Juan B.Terán en su proyecto de la Universidad de Tucumán, don Alfredo Guzmán quiso dar a su creación una base en las instituciones existentes: si había un laboratorio de bacteriología y una oficina de química, lo sensato era armar la Estación Experimental a partir de ellos. En cuanto a la jefatura, sabía la importancia que habría de tener la competencia científica de la persona que la dirigiera. En primer lugar, porque ello se reflejaría en los trabajos; y en segundo, porque el prestigio de la Estación crecería en proporción directa del prestigio de su responsable. Así, planeó las cosas como las planeaban algunos grandes tucumanos de aquel tiempo: se contrataba lo mejor, si lo había en el país; y si no, se lo buscaba directamente en el extranjero”.

“Impulsaban la actividad azucarera porque buscaban profundizar el perfil industrial de Tucumán asentado básicamente en el desarrollo de la caña de azúcar. El proyecto a futuro consistía en duplicar y triplicar la producción sin dejar de propiciar la diversificación agrícola”.

En 1908-1909, no sin vicisitudes, Guzmán lograría una sede para la Estación Experimental mediante la adquisición por el Ejecutivo de un terreno en el ex ingenio El Colmenar que pertenecía a don Enrique Santamarina. La ley –sancionada el 3 de julio de 1909 y promulgada por el gobernador Frías Silva- “autorizaba al Ejecutivo para adquirir en compra, por la suma de 50 mil pesos nacionales, una propiedad ubicada en la parte norte de esta capital (…) compuesta de 20 hectáreas cuadradas, con todo lo en ella edificado y plantado y con destino a la instalación de la Estación Experimental Agrícola de Tucumán”.

Para finalizar recordemos, entre otras importantes donaciones a la comunidad por parte del matrimonio Guzmán, el templete para proteger la Casa Histórica, la Sala Cuna, el terreno donde se construiría el club denominado -en su honor- Sportivo Guzmán, el Colegio Guillermina,  el Hogar San José para Ancianos y el Hogar San Roque para ancianas, y la construcción del templo de Nuestra Señora de La Merced.

Fue también en este quinto mes del año que don Alfredo se fue de este mundo el 14 de mayo de 1951, motivo por el cual semanas atrás se le tributó una misa de recordación en la iglesia de La Merced, en cuyo atrio reposan sus restos junto con los de su esposa . (Fuente: EEAOC)

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