(Fuente: La Gaceta) Los biocombustibles tienen una larga historia en nuestra provincia. La Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres hacia 1922 ya hablaba de las potencialidades del alcohol como combustible. Unos años más tarde, hacia 1928 se produjo el primer ensayo al utilizarse una mezcla de 15% de petróleo crudo, 5% de metileno y 80% de alcohol que se denominó “combustible Giacosa” en honor a su inventor, Luis Giacosa. Los estudios realizados desde la Experimental fueron claves, y su director hacia 1931, el doctor William Ernests Cross, fue su gran impulsor, además de ser uno de los pioneros en la promoción de los combustibles alternativos en nuestro país.
En una serie de artículos nuestro diario presentó su trabajo de investigación dado el vivo interés que ha despertado actualmente en la república el carburante nacional y que tras un trabajo intenso amplió sus investigaciones de años anteriores en referencia al alcohol. Cross destacaba: en el año 1920 publiqué una monografía titulada “Alcohol industrial” en la cual traté sobre las importantes posibilidades que tiene el alcohol como combustible para motores a explosión, y de la necesidad de modificar el régimen nacional de desnaturalización de los alcoholes a fin de permitir que este nuevo combustible hiciera competencia a los productos del petróleo. Además recordó que en 1926 había presentado un estudio detallado de esta aplicación del alcohol como combustible para automóviles y máquinas de combustión interna. Allí mismo destacaba que para subsanar los problemas del arranque en frío se debía utilizar una mezcla de alcohol con combustibles volátiles, con éter por una parte y nafta por otro. También explicó que la mezcla entre alcohol y nafta resulta satisfactoria cuando se usa alcohol anhidro, o sea absoluto y describió varios nuevos procedimientos industriales para obtener este alcohol económicamente en escala industrial.
Grandes progresos
El especialista consideró, hacia 1931, que se habían producido grandes progresos en el uso de este combustible como sustituto de la nafta.
Cabe destacar en este momento del relato que pese al énfasis puesto por Cross hubo que esperar muchos años para que nuestro país incorporara la “alconafta”. Allá por la década de 1970 el ingeniero mecánico Eduardo Vallejo retomó las ideas de Cross sobre la necesidad de buscar sustitutos para los combustibles fósiles.
Hacia 1978 se relanzó la idea de adicionar etanol a las naftas a través del “Plan Alconafta” y tres años después se vendía ya al público una mezcla con el 15% de alcohol. Hacia 1987 se expendía en 12 provincias pero distintas situaciones hicieron que poco después se dejara de comercializar. Cabe destacar que en 1942 el gobernador Miguel Critto utilizó un vehículo accionado con un combustible que tenía 30% de alcohol desnaturalizado y el 70% de nafta.