(Fuente: EEAOC, entrevista al ingeniero Ramiro Lobo, Jefe de la Sección Horticultura. Publicado en la Gaceta Rural)
La trufa es un hongo comestible de alto valor comercial en el mundo, que podrá ser producido en Tucumán a partir del trabajo que lleva adelante la Estación Experimental (Eeaoc).
Tucumán es una provincia caracterizada por la diversidad agroecológica bien definida, que permite producir diversos productos, muchos de los cuales son muy apetecidos por numerosos mercados internacionales y, además, permite a los tucumanos y argentinos consumirlos en diferentes épocas del año.
Este privilegio agroecológico permite, además, tener la posibilidad de evaluar e investigar otras alternativas productivas que servirán para diversificar y orientar la producción hacia otros bienes en actividades en franca declinación.
En este sentido, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán investiga la producción de trufas, un alimento muy cotizado a nivel mundial
La trufa es un hongo comestible que tiene un alto valor comercial en los principales mercados del mundo, y podrá ser producido en Tucumán a partir de una investigación que viene desarrollando desde hace unos años la Eeaoc. El proyecto está destinado a productores radicados en la zona montañosa de nuestra provincia, y busca brindar una alternativa rentable que les permita mejorar su situación socio ambiental actual.
Se trata de un producto premium, requerido sobre todo por los grandes restaurantes.
Su escasez, el tiempo que lleva cultivarla, la tarea artesanal de la cosecha, esperar al menos seis años para su primera producción, entre otros, son los factores que hacen que su precio sea tan alto: ronda entre los 600 euros y los 1.000 euros el kilo aproximadamente, según el tipo de Tuber (trufa).
La iniciativa es coordinada por Ramiro Lobo Zavalía, jefe de la Sección Horticultura de esa institución, quien estudia la posibilidad de implantar “truferas” en regiones seleccionadas previamente por expertos, para determinar lugares donde sería viable su producción.
El profesional describe cómo surgió esta alternativa, quiénes participaron y cuáles son los alcances de este cultivo en la región:
– ¿Cómo se origina este proyecto productivo?
La propuesta surge a través del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán (IDEP). A esta institución les llega la idea a través de un argentino radicado en los EEUU, quien se encontraba interesado en desarrollar esta alternativa en su país de origen, y el IDEP la propone a la Estación Experimental para que se estudie la factibilidad del proyecto. Ambas instituciones llevaron a cabo un trabajo conjunto para realizar la introducción de las esporas certificadas y efectuar los ensayos en nuestro territorio. Por tratarse de un proyecto muy costoso, se buscó financiación a través del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap), mediante línea de financiamiento ITI (Iniciativa de Innovación Tecnológica y Competitividad). Para la aprobación de este programa, contamos con un fuerte apoyo del IDEP y en especial del ingeniero Juan Luis Fernández, en aquel momento Director Ejecutivo del IDEP. De acuerdo con la normativa de los ITI, se conformó una asociación ad hoc, para que actúe como organismo ejecutor, integrada por la Eeaoc, el IDEP y la Asociación de Productores de Papa Semilla de Tucumán (Apase). El proyecto se inició formalmente en 2011 y se terminó de ejecutar en 2015. A partir de ahí, la Eeaoc, a través de la Sección Horticultura, continúa como responsable del proyecto.
– ¿Qué es y cómo se realiza la cosecha de las trufas?
La trufa es un hongo comestible muy cotizado y demandado en especial por la alta gastronomía mundial. Se desarrolla cada año bajo tierra en las raíces de robles, encinos, pinos y avellanos. Se debe utilizar algún tipo de sistema de riego, por lo menos durante la implantación de la trufera.
La truficultura parte de una técnica de producción de determinadas variedades de plantas hospederas, que posteriormente son inoculadas con esporas de trufas en sus raíces, para luego ser implantadas a campo. Antes de realizar la implantación de los árboles inoculados se debe preparar la tierra, acondicionando el PH. Desde el momento de su implantación hasta que aparecen las primeras trufas transcurren entre seis y ocho años, y se cosecha luego anualmente, los carpóforos.
La cosecha requiere de la ayuda de perros adiestrados, que detectan su aroma con facilidad.