(Fuente: EEAOC, publicado en La Gaceta Rural) Las lluvias de principios de mes, en el NOA, permitieron que mejorara el perfil de humedad de los suelos, augurando un buen comienzo para la campaña. Pero el trigo y el garbanzo se brotaron, perdiendo calidad el grano.
Según un informe realizado por los ingenieros agrónomos Mario Devani, Fernando Ledesma y Daniela Perez, del Programa Granos de la EEAOC, las precipitaciones de la primera semana de noviembre fueron generalizadas desde el sur de la región del NOA (Catamarca) hasta el norte de Salta (Tartagal), y desde las zonas pedemontanas hacia el este; con precipitaciones de entre 140 mm y 70 mm, según las áreas.
Se destaca que fueron de 10 a 12 días de lluvias y lloviznas continuas con bajas temperaturas, lo que posibilitó acumular agua de manera significativa en el perfil del suelo, augurando un buen comienzo para la nueva campaña. Aunque el lado negativo fue la pérdida de la calidad del grano y el brotado del trigo y garbanzo que se encontraban todavía sin cosechar.
Estas lluvias obligaron al productor a comenzar con sus acciones para manejar los lotes que presentaban distintos grados de enmalezamiento. Algunas alternativas para enfrentar este problema son:
A) Para campos bien barbechados en invierno o bien los que salieron de algún cereal o cultivo de cobertura invernal, una alternativa sería un barbecho para las pocas malezas que se puedan presentar y adicionar una mezcla con dos herbicidas pre-emergentes, que complementen modo de acción y espectro de control (cloracetamidas+ALS ó PPO, inhibidores de la síntesis de pigmentos+ALS ó PPO, etc.), para el control de las malezas que van a nacer. Y con esto llegar a fines de noviembre-inicio de diciembre para hacer retoques (“manchoneo”) con un herbicida quemante, para proceder a sembrar.
B) Para lotes en los que no se hizo el barbecho de invierno y que se encuentran muy enmalezados, tendríamos dos alternativas:
B.1) Usar una mezcla de dos ó tres herbicidas de amplio espectro y distinto modo de acción (Glifosato+2,4-D+Fluroxypir) en el barbecho, para permitir la acumulación de agua en el perfil, y previo a la siembra realizar un barbecho simple o un doble golpe si fuese necesario, con mezclas de herbicidas de amplio espectro en el primer golpe, y quemantes el segundo golpe; o bien aplicar graminicidas en la primera aplicación y luego mezclar los herbicidas de amplio espectro en el doble golpe. Esta última opción sólo es en el caso de que tengamos gramíneas resistentes en el lote.
B.2) Pasar un “rolo cortador” (“rolo faca”) y luego de aproximadamente 10 días, con malezas recuperadas, hacer un barbecho simple o de doble golpe, según la problemática del lote.
Tecnología de aplicación
Respecto a la tecnología de aplicación, es fundamental realizar:
* Análisis del agua, porque en función de su pH y a la presencia de elementos y sales que configuran la dureza, será necesario realizar correcciones mediante el agregado de productos específicos para este fin.
* Controlar los equipos de aplicación que tienen que estar en óptimas condiciones y bien regulados (caudal/ha, tamaño de gota, etc), en función del tipo de aplicación que se necesite efectuar.
* Considerar el uso de coadyuvantes específicos según el tipo de aplicación a efectuar. Vale la pena mencionar que para ambientes subtropicales como los de nuestra región, el uso de coadyuvantes que combinan aceites metiolados con coadyuvantes siliconados, tienen muy buen efecto.
Para lograr altos rendimientos en nuestros cultivos, debemos tener con anticipación una estrategia de manejo de malezas de acuerdo a la problemática de cada lote, para llegar al momento de la siembra con un excelente control de malezas mediante el uso de herbicidas de distinto modo de acción, de manera de preservar o atrasar los procesos de resistencia y con la consigna de economía del agua y acumulación de la misma en el perfil para el uso posterior del cultivo.
En esta primera etapa de la campaña, se debe monitorear la presencia de plagas dañinas en el lote, para evitar que al momento de emergencia de la soja se produzcan daños en el cultivo.
La siembra y su calidad
Para una siembra exitosa es fundamental, a través del análisis correspondiente, conocer la calidad de la semilla disponible y los patógenos presentes en nuestros lotes, para poder hacer un uso racional del fungicida que utilizaremos.
Considerar el número de semillas a sembrar, el que deberá ser ajustado en función de la variedad a utilizar, a la fecha de siembra y ubicación del campo (oferta ambiental).
En el caso de variedades de ciclo corto y fechas de siembra óptimas, la recomendación general es de alrededor de 300.000-340.000 plantas/ha; y para ciclos largos 260.000-300.000 plantas/ha, siempre dependiendo de la variedad. La densidad tiene que ser ajustada de acuerdo al PG de la semilla y a la fecha de siembra. Cuando la calidad de semilla no es buena, y hay atraso de siembra, se recomienda incrementar el número de semillas/m.
Es importante el uso de inoculantes, que es una práctica de gran conveniencia por su relación costo-beneficio. Todos los ensayos realizados en la EEAOC, a lo largo de 10 años, presentan un incremento promedio del 8% al 10% en el rendimiento por el uso de inoculantes.
Para zonas con “picudo”, además, se recomienda el uso de “curasemilla insecticida”. En el mercado hay insecticidas curasemilla que controlan “picudo” y “bolillera”, muy efectivos para aquellas áreas en donde coexisten los dos tipos de plaga.
Considerando el número de semillas/m y la sembradora a utilizar, si bien la soja tiene una gran capacidad de compensación, se recomienda regular la velocidad de la maquinaria en función del estado del lote, de manera que la sembradora realice su tarea de manera uniforme. Esto es más importante en lotes desparejos, cuando la densidad de siembra es baja.
Otra importante decisión es la elección de cultivares de alto potencial de rendimiento, adaptados a las condiciones agroecológicas de los ambientes donde son sembrados. Considerar su sanidad, especialmente que tengan buen comportamiento ante enfermedades como “mancha ojo de rana” y “cancro del tallo”, entre otras.
En el caso del maíz, la recomendación es usar maquinaria con distribución neumática de semilla, ya que la pérdida de rendimiento es importante cuando la semilla está mal distribuida. La uniformidad de la profundidad de siembra y la distribución son determinantes, ya que provocan un nacimiento desparejo de plantas, generando una competencia intraespecífica entre plantas dominantes y dominadas del mismo maíz.