“Invertimos más de 150 millones de euros por año en biotecnología”

Fuente: Entrevista/ El Tribuno Campo/Por: Belisario Saravia Olmos. El Director General de Basf para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, Gustavo Portis, señaló que la compañía invierte y destina esa suma para el desarrollo de la actividad.

¿Cuáles son las características de la soja genéticamente modificada Cultivance, de BASF, que fue recientemente aprobada por las autoridades regulatorias argentinas?

El 7 de marzo obtuvimos el registro o autorización del Ministerio de Agricultura, luego de rigurosos exámenes en cuanto al medio ambiente y el consumo humano y animal de este evento transgénico. La característica de Cultivance es la tolerancia a herbicidas del grupo de las imidazolinonas del cual BASF tiene un amplio portfolio, tres o cuatro moléculas, que pueden ser combinadas de diferentes maneras para necesidades de control de malezas, tanto en aplicaciones preemergentes como posemergentes.

Estos herbicidas tienen también la particularidad de tener un prolongado control, de 30 o 45 días, y la posibilidad de controlar malezas muy duras, sobre todo cuando uno se encuentra frente a un panorama crítico de resistencias de malezas al glifosato en particular, como consecuencia de muchos años de uso. Por lo cual, es una herramienta muy interesante para rotación de cultivos y de modos de acción, y brinda la posibilidad de ofrecer otro tipo de herramienta al agricultor. También posibilitará una menor entrada al campo en aplicaciones, lo cual redunda en menor consumo, mano de obra, maquinaria y, consecuentemente, una propuesta más sustentable.

 Ante las indicaciones de los expertos de rotación de activos y cultivos, para enfrentar las resistencias, esta nueva soja se presenta como un importante aporte…

Sin dudas. En ese sentido, BASF siempre estuvo mirando al futuro y buscando innovación. Hoy, después de más de diez años de inversión en el segmento, podemos traer una alternativa que contribuya a enfrentar las malezas resistentes.

Coincido con que siempre tenemos que mantener las mejores prácticas agrícolas de rotación de cultivos, la búsqueda de herbicidas con diferentes modos de acción que nos permitan mantener la población de malezas bajo control y, en especial, tratar de no influenciar en resistencias que después nos complican la situación desde el punto de vista productivo.

 BASF trabajó con el Embrapa para esta soja nueva, ¿no?

Sí. El Embrapa es la empresa brasileña de investigación agropecuaria. Comenzamos a trabajar de manera conjunta alrededor de 1996. Ellos tenían un muy buen método de introducción de gen y nosotros proveímos nuestra tecnología del gen y, de esa manera, hicimos una cocreación. Esta modalidad de trabajo en conjunto es muy común en BASF. Por ejemplo, en el área de Clearfield, que es otra tecnología de resistencia a herbicidas que tenemos desarrollada en todo el mundo, trabajamos de manera conjunta con el INTA Concepción en arroz, o en girasol con la empresa Nidera. BASF tiene un amplio programa de colaboración con institutos y empresas de semilla que tienen alta tecnología.

 ¿Cuáles son las moléculas que ustedes tienen y podrán trabajar con esta nueva soja?

Son imazapir, imazetapir e imazapic. Actualmente, estamos con una paleta de ocho productos en campo, buscando las mejores soluciones para los ambientes. Próximamente, podemos aparecer en los mercados con dos productos, los cuales van a permitir combinar diferentes alternativas de estas tres moléculas, brindando una propuesta de solución en el control de malezas, más ajustadas a diferentes ambientes o países en el mundo.

 ¿Qué pasos deben cumplirse para que Cultivance llegue a manos del productor?

Si bien tenemos la aprobación en Argentina, estimamos que comercialmente no estaremos antes del 2015 en el mercado y esto tiene que ver con dos particularidades. Una es la necesidad de ampliar nuestra paleta de propuesta de semillas. Hoy tenemos el evento, algunas variedades provenientes de Embrapa de Brasil que se pueden adaptar, particularmente al NOA por ambiente y clima. Además, estamos trabajando con las principales empresas de semillas en el país -como Don Mario y Nidera- para ampliar nuestra paleta de oferta de semillas.

La otra particularidad es que si bien ya se aprobó esta tecnología en muchos países como Canadá, Estados Unidos, Brasil, Colombia, y la lista es enorme, todavía estamos en el proceso de desregulación para alimento y consumo en Europa y China, que son dos de los mercados de mayor consumo de nuestra exportación. Por lo cual, por una cuestión comercial y tecnológica, hasta no tener la aprobación de estos dos clientes, no estaremos comercializando y exportando esta soja.

La empresa Monsanto también depende de la aprobación por parte de China de su nueva soja para poder liberarla definitivamente…

Sin dudas, esto es responsabilidad de toda la industria, no solo de BASF, por la cual, hasta no tener la aprobación de todos los países, no queremos poner en riesgo la imagen de la empresa y del país. Para nosotros es una tranquilidad decir que sabemos que no habrá ningún inconveniente, porque técnicamente estamos muy tranquilos de que lo que estamos proveyendo al mercado cumple con todas las normativas.

No obstante, los procesos pueden demorar más o menos en diferentes regiones o países del mundo y como tal tenemos que respetarlos.

 ¿Qué tiene en su pipeline (línea de investigación) BASF a futuro?

Nuestra paleta o nuestro proyecto de pipeline a futuro es muy amplio. Lo que hemos lanzado el año pasado, con una pequeña penetración en esta última campaña de soja, es Orquesta Ultra, un fungicida especifico para enfermedades de soja, que ahora lo estamos ahora registrando en cereales de invierno. Tiene un amplio espectro de control, excelente en movilidad, tiene tres principios activos adentro, lo cual nos garantiza una mayor cobertura de las potenciales enfermedades que puedan aparecer y también un menor riesgo de resistencia por parte de las enfermedades.

Esto es producto de un buen foco en nuestra región, donde hemos buscado tener un producto de excelencia para que se adapte a las características de la situación del norte argentino fundamentalmente, de Bolivia en particular, de Paraguay e inclusive Brasil, donde la presión y el tipo de enfermedades, como ojo de rana, están más presentes. Orquesta Ultra viene a traer lo que para nosotros es un estándar de altísimo nivel, que es Opera, y aporta un complemento mayor a nuestro portfolio.

Por otro lado, no olvidemos los cultivos regionales o intensivos. Para papa estamos lanzando -en base a Initium, un nuevo fungicida- dos marcas: Zampro y Orvego. Para tomate tenemos un insecticida de excelente selectividad para tuta, que es un grave problema a nivel local y mundial.

Si nos remitimos a las necesidades más importantes del sector, tenemos hace dos años en el mercado Heat, un herbicida a base de Kixor, que este año creció un 100% en el uso y nos da alegría poder dar soluciones al sector con una nueva tecnología.

A fin de año estaremos realizando el premarketing de una mezcla de Kixor con imidazolinonas, lo cual le dará un buen impacto en rama negra, por ejemplo; también un factor de residualidad y control, por 30 o 40 días, de un amplio espectro de malezas de hoja ancha y gramíneas.

Siempre tratamos de traer, a las necesidades, soluciones particulares para cada ambiente productivo.

 ¿Cómo balancea BASF su trabajo en fitosanitarios y genética?

Una particularidad que mucha gente no conoce de BASF es que es una de las empresas con la mayor plataforma de biotecnología del mundo. A los niveles competitivos de Syngenta, Monsanto u otras de primera línea. Esta faceta no es tan conocida en el mercado porque nuestra estrategia es mucho más ser un proveedor de alta tecnología de genes y no necesariamente participar directamente en el mercado de semillas.

Actualmente, el mayor acuerdo de biotecnología del mundo es entre Monsanto y BASF. Nosotros proveemos tecnología para aumento de rendimiento en cereales, soja o arroz, como también resistencia a sequía. Monsanto está ya comercializando los primeros maíces este año en Estados Unidos y que potencialmente pueden estar aquí en dos años, con una excelente tolerancia a sequía, para extender las fronteras del maíz hacia ambientes un poco más áridos, y esta es una tecnología de colaboración con nuestra empresa. El acuerdo con Monsanto cubre cinco cultivos importantes: trigo, maíz, soja, algodón y canola.

También tenemos colaboraciones con Cargill, para proveer de genes para omega 3 en canola, en Europa.

O sea, tenemos una paleta excelente de diferentes tipos de tecnología genética, inclusive de segunda y tercera generación. Somos una empresa que invierte más de 150 millones de euros por año en biotecnología, a través de Basf Plant Science.

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