Garbanzo con un menor calibre

(Fuente: Suplemento Campo, La Nación) Por problemas climáticos y de enfermedades que enfrentó el cultivo, prevalecieron las partidas con un tamaño más chico; mejores precios para el producto con mayor calidad.

La experiencia de la empresa Cigra con el garbanzo resume lo que sucedió con el cultivo en 2012/13 a nivel nacional. Los lotes sembrados en el sudeste cordobés se perdieron totalmente por los excesos hídricos. Pero los sembrados en la zona santiagueña de Gancedo rindieron un promedio de 15,4 quintales por hectárea con un calibre predominante de 8 milímetros.

“En la próxima campaña vamos a volver a producir garbanzo en el norte del país, pero no vamos a insistir con el cultivo en la región pampeana”, dijo Sergio Serra, socio de Cigra, firma integrante del CREA Monte Maíz, en la provincia de Córdoba.

“La rabia del garbanzo (enfermedad que afecta al cultivo) impactó sobre todo en los sectores más golpeados por las heladas, pero pudimos contenerla a partir de un esquema de aplicación de fungicidas que habíamos programado oportunamente”, explicó José María Vocos, miembro del CREA Montecristo.

La mayor parte de los embarques realizados por la Argentina corresponden a calibres de 7, 8 y 9 milímetros. Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en 2011/12, prevalecen los calibres de menor tamaño (7 y 8).

Antes de la cosecha, algunos exportadores brindaron la posibilidad de calzar ventas anticipadas a precios FAS de entre 750, 600 y 450 dólares la tonelada para las partidas de 9, 8 y 7 milímetros, respectivamente. Esos acuerdos, si bien resultaron desfavorables en el primer caso, fueron convenientes en los dos últimos.

El dato es que la escasez de partidas de calibre 9 milímetros generó, una vez finalizada la cosecha, valores ofrecidos superiores a 800 dólares la tonelada, mientras que los precios de las partidas con calibres menores comenzaron a descender.

EXPORTACIÓN

El precio promedio ponderado FOB del garbanzo argentino en noviembre y diciembre de 2012 fue de 929 y 925 dólares, respectivamente. Y en enero, tal como ocurrió el año pasado, comenzó a bajar.

Pero las partidas con un calibre de 9 milímetros, que, en términos generales se registran con un FOB superior a 1100 dólares la tonelada, representaron apenas un 15% del volumen declarado en diciembre.

“Las plantas procesadoras que operan en el país mejoraron mucho; entonces es posible obtener partidas de 9 milímetros luego de realizar diferentes procesos sobre la mercadería recibida, pero a un costo mucho más elevado”, comentó Matías Macera, senior trader de la compañía exportadora de legumbres Desdelsur, que opera en el norte de Salta.

Buena parte de lo que se cosechó en esta campaña tiene una calidad comercial regular.

“Los pronósticos climáticos de largo plazo indicarían [para la nueva campaña] que las condiciones para producir garbanzo serían más favorables, pero vamos a tener un serio déficit de semilla con una calidad aceptable”, alertó Macera.

La ventana comercial óptima del garbanzo argentino se inicia en noviembre, cuando termina de ingresar la cosecha mexicana (que tiene muy buenos calibres), y finaliza con el ingreso de la cosecha india.

“La India, en caso de contar con un saldo exportable importante, deprime al mercado internacional. Lo contrario sucede si debe importar por registrar una mala cosecha”, explicó Diego Ruiz, gerente comercial de la compañía exportadora de especialidades agrícolas Paramérica, con sede en Tucumán.

La cosecha india de garbanzo Kabuli (la variedad producida en la Argentina) ingresa en el mercado internacional hacia marzo.

“El problema es que en esta campaña los indios prevén que van a tener una buena cosecha y comenzaron a colocar por adelantado contratos de venta de garbanzo con un calibre de 9 milímetros”, concluyó Ruiz..

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