(Fuente: Boletín de Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe de la FAO) Casos exitosos demuestran que Estados comprometidos con la seguridad alimentaria, pueden hacer importantes avances en la reducción del hambre.
Santiago de Chile 28 de Noviembre de 2012 – En Sudamérica hay más de 33 millones de hambrientos, a pesar de que esta subregión es una de las mayores productoras de alimentos del mundo.
“Es inaceptable que siga habiendo hambrientos en una región que produce una cantidad de alimentos que está muy por sobre sus requerimientos. Por esta razón necesitamos seguir trabajando con los gobiernos en el diseño de políticas orientadas a mejorar la distribución de los beneficios del crecimiento económico y de la producción agrícola, apoyándolos para llegar a la meta de erradicar el hambre, meta que sabemos es perfectamente posible”, comentó el Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Raúl Benítez.
Estas cifras demuestran que “el hambre es fundamentalmente un problema de acceso a los alimentos y no de disponibilidad. América Latina y el Caribe, cuenta con una población de 597 millones de personas y produce alimentos suficientes para abastecer a 746 millones. Sin embargo, 49 millones de ellos sufre hambre”, señaló Benítez.
Experiencias exitosas de lucha contra el hambre
Países como Haití en el Caribe, Nicaragua en Centroamérica, y Perú y Brasil en Sudamérica, entre otros, han logrado reducir los niveles de subnutrición en distintas magnitudes, pero de forma constante en las últimas dos décadas, moviéndose hacia la consecución de la primera meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
En Sudamérica, Perú ha reducido la subnutrición en más de 20 puntos porcentuales en las últimas dos décadas, desde 32,6 % en 1990-92 a 11,2 % en el trienio 2010-12, mientras que Brasil ha llevado a cabo una importante campaña de erradicación del hambre, propiciando grandes cambios. Este país, tiene hoy niveles de subnutrición de 6,9 %, siendo uno de los con mayores avances en la subregión.
Lo anterior refleja dos elementos importantes: el primero y más relevante es la importancia de actuar urgentemente en la región a fin de erradicar el hambre, especialmente en aquellos países donde este flagelo afecta a parte importante de la población; y el segundo es que el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas, y el accionar de medidas de políticas bien diseñadas orientadas a combatir el hambre posibilitan su reducción de forma acelerada y constante.