Entrevista
El dirigente industrial abandonó su retiro y asumió la presidencia del ingenio Leales. El ex titular del ingenio Concepción, del CART y de la EEAOC aseguró que la fábrica de la familia Budeguer sí exportó.
El ingeniero civil César Manuel Paz fue protagonista central de la historia azucarera reciente desde lugares clave, como las presidencias del ingenio Concepción, el más grande de Tucumán, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), y del Centro Azucarero Regional de Tucumán (CART).(Fuente: La Gaceta Economía)
Durante 41 años, entre 1964 y 2005, vivió con pasión cada momento de la principal actividad productiva de la provincia, y dejó su impronta con el desembarco en Tucumán de la exitosa variedad de caña LCP 85-384, proveniente de Louisiana, Estados Unidos, o cuando tuvo que decidir el concurso de acreedores y la posterior venta del ingenio Concepción al grupo Atanor, o cuando encabezó la lucha para conseguir una ley de protección arancelaria para el azúcar, que se sancionó en 2003.
Hoy, tras siete años de retiro absoluto de la actividad azucarera, este verdadero “piloto de tormentas” decidió volver al ruedo, en medio de una crisis feroz por sobreofertas y bajos precios que afecta al sector azucarero argentino, para presidir el ingenio Leales (48.040 toneladas de azúcar refinado en 2011), uno de los más modernos de la Argentina.
– ¿Qué lo motivó a volver?
– Estaba muy tranquilo y me invitaron a participar en el directorio del Leales en el cargo de presidente. Todo fue muy rápido, y comenzó hace 20 días, tras haber averiguado las condiciones del ingenio, cómo se están cumpliendo las cosas y el grado de seriedad de toda la operatoria. Me entusiasmó el hecho de volver para colaborar en función de todo lo que uno ha aprendido durante la vida.
– ¿Cómo encontró la fábrica?
– De lo que he visto en estos días, el ingenio está con una buena performance; se han hecho inversiones importantes, en calderas, en tachos de cocimiento… Tiene una refinería excelente, que producía 500 toneladas de azúcar por día, pero se hicieron una serie de ampliaciones que permitiría llegar a 700 toneladas de calidad. Todo el azúcar que hace Leales es refinado, y aporta a todo negocio que necesite azúcar de calidad. Por ahora no está previsto que elabore alcohol.
– ¿Es el cañero Juan José Budeguer el dueño del ingenio?
– Es una familia la dueña, hijos de Budeguer. Juan José Budeguer no figura en el directorio ni como accionista. La empresa se llama Compañía Inversora Industrial, inscripta en el Registro Público de Comercio.
– En los últimos días hubo cuestionamientos a Budeguer en referencia a la exportación de azúcar y la vinculación de él como presidente de la Estación Experimental. En concreto, ¿Leales está debiendo exportación de 2011, o está en proceso de equilibrar esa situación?
– Hay que ver quiénes son los jugadores que hicieron las planillas sobre exportaciones atrasadas o no atrasadas, y con qué objetivo. Leales ha exportado y exporta, y hemos firmado el reciente convenio. Leales va a demostrar que colabora. Leales no tiene mucha incidencia en el azúcar del país. Apenas representa un 4% en Tucumán, y un 2,3% a nivel país, así que tiene un mercado específico, así que Leales no es el causante de la sobreoferta.
– ¿Le preocupa la actual crisis azucarera?
– Es muy fuerte. En la medida de que se equivoca la ecuación y comienza a haber stocks, el que recibe el castigo es el precio del mercado interno y es lo que está pasando hoy. Hoy hay 400.000 toneladas para sacar. Pero ¿qué pasaría si el año que viene es “llovedor”? Arrancaríamos con precios bajos y con stock de azúcar si no se cumple la exportación, y con una producción que puede ser muy grande.
– ¿Qué está faltando para que la actividad pueda de una vez por todas manejar su propia situación? ¿Una metodología de trabajo, o liderazgos fuertes?
– Hay un problema de liderazgos, y de poder convencer que lo mejor es poder trabajar juntos con un objetivo. En la actividad, lo que se ha visto a lo largo de los años es que cada uno cree que la salvación es haciendo lo que le parece. Y al final, todos terminan mal. Algunos sacan alguna ventaja, pero el sector en conjunto podría ser mucho más eficiente de lo que es hoy.
En contra de la regulación azucarera
César Paz recordó que la regulación azucarera que rigió hasta principios de la década de 1990 fue nefasta para la actividad, porque la transformó en ineficiente e inviable. Sin embargo, no vio con malos ojos el proyecto oficial de establecer premios a quienes exporten excedentes de azúcar. “Premiar a veces alienta, y es mejor que imponer rigideces”, advirtió.