“El uso de la tierra, sin reposición de nutrientes, empobrece el suelo”

(Fuente: EEAOC, publicado en La Gaceta) Un experto explicó que el sistema pierde al menos 14 elementos en la cosecha y sugirió plantear manejos preventivos sustentables.

Durante el segundo bloque de la conferencia online denominada “Caña de
azúcar: bases para la fertilización y el manejo de malezas”, que realizó la
Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), se abordó la
temática de la fertilización en caña. El técnico de la sección Suelo y Nutrición
del organismo Juan Ignacio Romero se refirió al balance de nutrientes en los
suelos cañeros.
El objetivo de la presentación fue plantear una herramienta sencilla y algunos
números medidos en Tucumán que ayuden a visualizar una realidad que
tarde o temprano estará afectando a muchos de nuestros cañaverales. “Aún
en suelos fértiles, donde quizás el proceso demore un poco más en hacerse
visible, el uso agrícola continuado de la tierra, sin una estrategia de
fertilización de reposición de los nutrientes extraídos, conduce al
empobrecimiento y desbalance nutricional de los suelos y a la paulatina
pérdida de su capacidad productiva”, señaló el profesional.
El técnico explicó que la herramienta propuesta se denomina ¨Balance
Aparente de Nutrientes¨, y consiste en el cálculo simple de la diferencia entre
las entradas y salidas de nutrientes en nuestros lotes o sistema productivo.
“Es ‘aparente’ porque no considera las transformaciones ni las pérdidas
(volatilización, lixiviación, erosión, etcétera) que sufren los nutrientes en el
sistema suelo-planta, que en ciertas situaciones pueden ser signicativas.
Para el cálculo se considera como entradas a los aportes de nutrientes
mediante la fertilización o agregado de alguna enmienda, y como salida a la
extracción por cosecha”, indicó.
Según Romero, el término extracción por cosecha se reere a la cantidad
total de nutrientes presentes en los órganos cosechados (tallos molibles) y
que son removidos del sistema en cada zafra. La magnitud de esta
dependerá directamente del nivel de producción alcanzado en el lote, por lo
que en nuestros tablones más productivos o en campañas más favorables,
las pérdidas de nutrientes son mayores. Otro factor que inuye en la
magnitud de la extracción es la variedad de caña, ya que no todas poseen los
mismos requerimientos y partición de nutrientes.
“Cabe destacar que en la extracción por cosecha, el sistema pierde
cantidades variables de todos los nutrientes esenciales que el cultivo
requiere para su crecimiento (al menos 14 elementos). Mientras que cuando
hablamos de fertilización en nuestros cañaverales pensamos, en el mejor de
los casos, en tres de ellos: Nitrógeno (prácticamente siempre, salvo en
algunas cañas plantas), a veces fósforo (cuando el análisis de suelo nos
marca la necesidad) y muy rara vez potasio en algunos suelos arenosos del
pedemonte”, precisó.
A la hora de armar el plan de fertilización de lotes con valores de fósforo por
debajo a los umbrales críticos establecidos, Romero resalta que resulta útil
saber que cuando los rendimientos son normalmente elevados, las dosis
recomendadas para esas situaciones pueden no alcanzar a reponer todo el
fósforo que se extrae con la cosecha. “Por lo que si queremos ir levantando
esos niveles, las dosis deberían ser algo mayores a las usuales. Esto siempre
debe ser denido en función del análisis de suelo, los niveles de rendimiento
alcanzados y la extracción promedio por tonelada de caña”, explicó.
También destacó que en el residuo agronómico de cosecha (RAC) se
encuentra una importante cantidad de nutrientes que fueron absorbidos por
el cultivo, pero que se reciclan en el sistema cuando se hace cosecha en
verde y no se quema o se elimina este. “Si lo eliminamos del sistema, el
balance de nutrientes se hace mucho más negativo y el empobrecimiento de
la fertilidad química de nuestros suelos se acentúa”, puntualizó.
La fertilidad de nuestros suelos es un recurso que nos permitió durante
mucho tiempo extraer nutrientes sin siquiera pensar en reponer una gran
parte de estos, agregando solo aquellos que limitaban el rendimiento de los
cultivos. Hoy, en muchas áreas productivas se observan respuestas al
agregado de algunos nutrientes para los que antes no había respuesta, fruto
de los mayores potenciales de rendimiento y al paulatino empobrecimiento
de los suelos. “No esperemos caer en niveles que sean claramente
restrictivos para el crecimiento de los cañaverales para recién hacer algo.
Podemos plantear manejos preventivos más sustentables, cuidando o
incrementando los niveles de materia orgánica y planteando dosis de
reposición para aquellos elementos de comportamiento residual que el
análisis de suelo evidencie que están en valores cercanos o inferiores a los
críticos”, dijo.

Finalmente, insistió en la necesidad de proteger los suelos. “Su fertilidad no
es eterna, tenemos que cuidarla o la perderemos paulatinamente”, concluyó
Romero.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *