Con la presencia de más de 20.000 personas, la MGA participó en la apertura de la tercera edición del evento organizado por el Ministerio de Salud Pública y el Siprosa, donde autoridades provinciales y referentes internacionales realizaron sus aportes para dialogar y proponer acciones para el cuidado del medioambiente.
La MGA está integrada por INTA; Secretaría de Medio Ambiente, Dirección de Fiscalización Ambiental y Dirección de Defensa Civil del Gobierno de Tucumán; Sistema Provincial de Salud (SIPROSA); Asociación Bomberos Voluntarios de Las Talitas; Cañeros Unidos del Este; empresas Juan José Budeguer S.A. y Cevilares S.A.; pequeños y medianos productores independientes; Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres; Fundación PROYUNGAS; Empresa Transener S.A.; Sociedad Rural de Tucumán; Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán (CIAZT); Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y Asociación Civil CREA; y los industriales Complejo Azucarero Concepción, Ingenio Leales, Salta Refrescos SA (Ingenio Famaillá) y José Minetti Saci (Ingenio Bella Vista).
En una mesa panel que participó en tres momentos diferentes del evento, expusieron los integrantes de la organización en representación de los productores, las instituciones de ciencia y técnica y las áreas de medioambiente y salud del gobierno provincial.
Los cañeros José Terán y Carlos Fernández Palma junto al Ing. MBA Santiago Paz Brühl -a cargo de proyectos de generación con rastrojos- demostraron qué aporta la actividad sucroenergética al cambio climático. Plantearon que vivimos en un mundo que saturó su atmósfera mucho antes de alcanzar su temido ‘peak oil’, donde para evitar efectos climáticos descontrolados resulta imperioso disminuir el 50% las emisiones de carbono fósil para 2050 y 100% para 2100. Esto implica tener que dejar enterradas 2/3 de las reservas de hidrocarburos fósiles. En este contexto, el sector sucroenergético ofrece una de las alternativas más efectivas de reemplazo por soluciones de carbono neutro, en especial para satisfacer en parte la demanda de combustibles líquidos para el transporte y sin mayores cambios en la infraestructura de distribución y el parque vehicular existentes. Se destaca el bioetanol de la caña de azúcar, que disminuye el 80% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto de las naftas que sustituye. Además, ofrece la posibilidad de generar en firme (sin intermitencias) energía eléctrica, también de carbono neutro.
De este modo, concluyeron que la actividad sucroenergética es consciente que también está sujeta a efectos ambientales indeseados y, si bien éstos son inferiores a la amplia contribución positiva, estamos trabajando mancomunadamente con distintos actores de la comunidad para identificar las causas y alcanzar soluciones sostenibles. Tal es el caso de la problemática de la quema de cañaverales que motivó la conformación de la Mesa de Gestión Ambiental.
Por otra parte, la agroindustria sucroalcoholera es representativa de Tucumán, con grandes aportes a la economía local. En este sentido, el Ing. Agr. Juan Fernández de Ullivarri de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) mostró que la provincia, actualmente, cuenta con 273.000 ha plantadas, que producen 15 millones de toneladas de caña, generando 1,5 millones de toneladas de azúcar y 468 millones de litros de bioetanol. Toda la actividad genera unos 45.000 puestos de trabajo directos, sumados a los indirectos que se movilizan alrededor del sector. Esto aporta un 10% del Producto Bruto Provincial (PBP). A su vez, la producción de caña genera 2,25 millones de toneladas de maloja, que pueden transformarse en energía renovable, en un valor equivalente a 4 millones de barriles de petróleo.
Además, el técnico explicó que el sector se enfrenta a una problemática que se encuentra en un proceso de erradicación: la utilización de la quema como método auxiliar de cosecha. Y mostró los datos de superficie quemada desde el 2009 hasta la actualidad, destacando cómo las condiciones climáticas como la sequía y, especialmente, las heladas contribuyen a generar mayores focos de fuego. “Se pasó de un 68% de la superficie cañera quemada en Tucumán en el 2009 a un 25% en el 2018 (dato registrado hasta el 12 de septiembre), mostrando claramente una reducción en los fuegos, que hoy logran evitarse o controlarse en el caso de incendios accidentales o intencionados por parte de personas ajenas a las explotaciones cañeras”.
En referencia a la legislación que prohíbe esta práctica en la provincia, Facundo Moreno Majnach, Alexia Fermoselle y Romina Aragón del Área Legal de la Secretaría de Medio Ambiente señalaron que el marco normativo que rige los episodios de quema de caña en la provincia son la Ley 6253 y el Decreto reglamentario 1955/9 MDP. A su vez, resaltaron la importancia de la certificación Localg.a.p., la normativa diseñada por la Mesa para garantizar el no uso del fuego en la cosecha, como un instrumento legal que constituye una prueba fehaciente ante un procedimiento administrativo de la Dirección de Fiscalización Ambiental en aquellos casos que el productor es víctima de la quema en su lote por un hecho vandálico o el paso del fuego de un predio vecino o la banquina.
En este contexto nació la Mesa de Gestión Ambiental de Cruz Alta en el año 2010, a partir de una convocatoria del INTA que reunió a todos los actores involucrados para trabajar en la transformación. En este sentido, la Lic. Com. Nilce Felipe y la Ing. Agr. Marcela Lizondo contaron cómo se gestó la organización y cuáles son las estrategias de trabajo en el territorio. Las técnicas explicaron que la MGA diseñó un plan de diagnóstico y planificación de estrategias, partiendo de construir y conocer la problemática de la quema desde la visión e intereses de todos los sectores vinculados. Esto permitió determinar tres grandes dimensiones que rodean a la problemática y están relacionadas al inicio de un fuego: técnico-productiva (parte de los productores que utiliza la quema como método auxiliar de cosecha), socio-cultural (la cultura de la sociedad civil de utilizar la quema como método de limpieza genera focos de fuego que pueden pasar a los cañaverales) y legislativa (legislación nacional y provincial que prohíbe esta práctica).
También, el diagnóstico posibilitó reconocer los daños que provoca esta práctica al contaminar la atmósfera, favorecer las pérdidas de carbono y nitrógeno del suelo, causar problemas en la salud de la población, provocar daños en la infraestructura rural y eléctrica o accidentes de tránsito, generar pérdidas económicas para el Estado y ocasionar pérdidas de rendimiento y problemas de logística para las labores de cosecha. Por último, Felipe y Lizondo plantearon que esto llevó a trabajar para lograr una transformación tecnológica y cultural y erradicar progresivamente la quema con dos estrategias bien diferenciadas, una con los productores y otra con la sociedad civil.
En cuanto al sector productivo, los panelistas contaron cómo la MGA diseño y avanzó en la certificación Localg.a.p. “Caña de Azúcar sin Uso del Fuego”, que garantiza que el proceso de cosecha y manejo de residuos en los lotes se efectúa sin fuego. Con su entrada en vigencia en el 2014, Tucumán se convirtió en el primer lugar del mundo que posee un protocolo internacional de gestión ambiental en este cultivo. A partir de allí, la Mesa trabajó para sumar a más productores y ampliar la superficie, alcanzando actualmente 25.337 ha certificadas, lo cual representa casi el 10% de la superficie provincial.
Las principales empresas agroindustriales tucumanas que vienen apostando a Localg.a.p. y lograron iniciar o renovar la certificación este año son Juan José Budeguer S.A. con 7.461 ha, Cevilares S.A. con 2.994 ha, Complejo Azucarero Concepción con 2.995 ha, ARCOR con 2.714 ha, Campo Norte con 2.587 ha, Agropecuaria del Pilar S.R.L. con 1.568 ha, Rodeo del Aliso S.R.L. con 1.311 ha, José Minetti y Cia. con 1.200 ha, DOG SRL con 896 ha, S.R.L. Colombres Hnos. con 507 ha, Tricor S.R.L. con 363 ha, Juan Carlos Álvarez S.A. con 341 ha, INTA con 170 ha, Fruta Azul S.R.L. con 160 ha y La Tapera SRL con 60 ha.. A esto se suma el esfuerzo de ARCOR, Nougués Hnos, Pucara S.R.L. y Juan Sigstad S.R.L. que certifican GLOBALGAP en el cultivo, una normativa mayor que contempla estándares de calidad más amplios además del “no” uso del fuego.
Finalmente, el Agente Sanitario Ariel Leiva desarrollo la propuesta de concientización y educación que diseño la Mesa desde el año 2010. Se trata de un paquete pedagógico donde se forma a los agentes sanitarios como capacitadores para que trabajen con los docentes y alumnos de las escuelas en la reflexión sobre la problemática y la creación de materiales para concientizar a los vecinos. La propuesta cuenta con una metodología de trabajo participativa y dos materiales didácticos, un video (https://www.youtube.com/watch?v=YWIf2AyYQ0o) y un folleto, para acompañar el proceso de aprendizaje. Con este fin, en el 2010 se llevó adelante una experiencia piloto en 4 escuelas de Los Ralos y entre el 2011-2012 se avanzó con el plan en las escuelas del Este de la provincia. Allí se logró contar con 290 agentes sanitarios formados como capacitadores; trabajar en 140 escuelas de Burruyacú, Cruz Alta y Leales; capacitar a 4.000 alumnos y sus respectivos docentes; y validar el paquete pedagógico con la experiencia en terreno.
Leiva señaló que la MGA ya avanzó en gestiones con los Ministerios de Salud y Educación para implementar el “Plan para la erradicación de la quema de cañaverales junto a los agentes sanitarios de Tucumán 2019-2020”, es decir, trabajar con todas las escuelas de la provincia.
Las mesas paneles estuvieron moderadas por el Ing. Marcelo Lizárraga, Subsecretario de Protección Ambiental de la SEMA; la Ing. Marcela Lizondo de la AER Banda del Río Salí del INTA; y la Lic. Com. Constanza García Posse del Grupo Budeguer. Y el diseño de las presentaciones tuvo el aporte y apoyo del Asesor CREA Manuel Ponce.