(Fuente: infobae.com) Investigadores argentinos del Instituto Leloir y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) descubrieron que las manchas marrón dorado de la principal plaga mundial de frutas y huertos –la mosca mediterránea de la fruta (Ceratitis capitata)– se generan sorpresivamente cuando ya no hay células en sus alas.
Además de los movimientos corporales y señales químicas (feromonas), esas moscas se reconocen por la vibración de alas y sus manchas, una variable que contribuye a su apareamiento.
“Después de la metamorfosis las células de las alas de los jóvenes insectos adultos se van muriendo y éstas pasan por un proceso de endurecimiento (esclerotización) que los hace aptos para volar”, asegura la investigación publicada en la revista internacional Journal of Insect Physiology.
Esta transformación opera no solo en las alas sino también en todo el cuerpo de los insectos dando lugar a un exoesqueleto o “cascarón” duro llamado cutícula. “Para nuestra sorpresa descubrimos que una proteína que habilita la formación del color marrón dorado de las alas –llamada NBAD sintetasa– se mantiene activa en la cutícula aún después de que desaparecen las células que le dieron origen”, precisó Quesada Allué, quien también es profesor Consulto titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
“Es la primera vez que se describe un proceso de coloración marrón en insectos sin participación de células. Es algo biológicamente inusual”, subrayó Pérez, el primer autor del trabajo.