El trabajo fue presentado recientemente en Brasil, por el Ing. Ignacio Olea, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, Tucumán. (Fuente: Red de conocimiento en malezas resistentes “RED”)
http://www.rem.org.ar/nota.asp?cid=51
“Coloquio sobre resistencia de malas hierbas a herbicidas”, realizado los días 24 y 25 de noviembre, en Jaboticabal (São Paulo, Brasil). A continuación se transcribe un fragmento del mismo:
Distribución de los biotipos resistentes a glifosato en Argentina
La representación en un mapa de las áreas invadidas por un biotipo resistente, lleva implícita un alto grado de inexactitud, especialmente si se utiliza información que no proviene de una labor de prospección sistemática, o que carece de una verificación ajustada a protocolos.
A pesar de la consideración anterior, a los efectos del presente trabajo, es necesario informar como se distribuyen los biotipos RG en nuestro país.
Sorgo de Alepo resistente a glifosato
La velocidad en la difusión que tendría el biotipo de sorgo de Alepo RG, estaba en cierto modo anunciada por los estudios realizados en el país dos décadas atrás. Sus rizomas, sin ayuda de labranzas, tienen un lento avance, así como sus semillas, que sin enterramiento no constituyen una estrategia eficiente para su perpetuación (Van Esso et al. 1987; Scopel et al. 1988; Van Esso y Ghersa 1989; Ghersa et al. 1993). Así, los manchones perennes originados a partir de una plántula exitosa, proveniente de una semilla que pudo emitir sus rizomas, quedan confinados al lugar de su nacimiento.
Las matas de SARG, en ausencia de prácticas apropiadas para su manejo, aumentan anualmente su diámetro y producen un elevado número de semillas en cada ciclo de crecimiento. Estos últimos, varían de acuerdo al clima de cada región (Leguizamón1986), siendo en el NOA, donde se presentan en mayor número. La distribución de las semillas por las máquinas cosechadoras, origina los característicos patrones de distribución del SARG en un lote. Esta particularidad fundamenta la estrategia utilizada para su manejo, que consiste en prevenir la producción de semillas fértiles (control de manchones) y su dispersión o traslado (cosechadoras).
Las estrategias para el manejo del SARG, fueron desarrolladas en el Norte del país (Olea et al. 2007, 2008, 2010; Olea, 2010). Las mismas, recomiendan el control localizado de las matas fundadoras, utilizando para ello imazapic o imazapir, herbicidas que resultaron eficientes para el control de los rizomas. Esta práctica implica aceptar efectos residuales tóxicos, pero la importancia del objetivo y la pequeña superficie infestada en las etapas tempranas, minimizan este inconveniente. Posteriormente, se comprobó que utilizando la tecnología Clearfield (CL) en maíz y los herbicidas citados precedentemente, se podía lograr idéntico resultado en grandes superficies (Gonzalez Llonch et al. 2010), razón por la que actualmente se trabaja en estudios sobre su persistencia en suelos del NOA.
El empleo de nicosulfuron para controlar SARG en el cultivo de variedades de soja con genética STS, constituyó un aporte original (Sabaté et al 2008), aunque con una pérdida en los rendimientos del orden del 10 %. El mismo herbicida es utilizado para manejar este biotipo resistente en el cultivo de variedades de maíz que lo toleran; así como la mezcla de foramsulfuron + iododosulfuron, con muy buenos efectos de control en los rizomas. Recientemente, se difundió el empleo del glufosinato de amonio para controlar al biotipo en maíces con genética Liberty Link, pero su efecto es transitorio y necesita de la competencia del cultivo para impedir su rebrote hasta el final del ciclo de producción.
En condiciones de alta infestación con SARG en el Norte del país, se utiliza el MSMA en mezcla con glifosato para realizar los barbechos químicos. Sólo cuando existen malezas para las cuales esta combinación resulta antagónica, dichos productos se aplican separadamente (Clifford et al. 2007). Los efectos de control de esta mezcla duran hasta los 30 DDA, momento en que la soja se encuentra entre los estadios V3 a V5 y los rebrotes pueden ser controlados con graminicidas (Fop o Dim) o con imazetapir.
La gran alarma despertada al descubrir el biotipo de SARG, hace 6 años, se disipó cuando el productor conoció los herbicidas para su manejo. Anualmente se descubren nuevos focos en diferentes provincias, dependiendo su control del nivel de información del productor y del monitoreo para identificarlos. En el Norte Argentino se convive con el problema y su incidencia, aunque lentamente, continúa en aumento. En esa zona, últimamente, se utilizan en mayor grado los graminicidas Fop y Dim como única estrategia para su control.
Echinochloa colona resistente a glifosato
A diferencia de lo sucedido con el SARG, no se cuenta con estudios nacionales sobre bio-ecológia de E. colona. De ese modo, las estrategias para su manejo deben fundamentarse en informaciones provenientes de otros países y en observaciones empíricas realizadas a campo. Por esta razón, las recomendaciones que se formulen serán solo aplicables en el lugar de su origen.
En las condiciones superficiales donde quedan las semillas por efecto de la siembra directa, las observaciones realizadas durante dos campanas, indican que su persistencia no sería mayor de dos años. Las temperaturas requeridas para la germinación, serían las que acontecen en Tucumán a partir del mes de setiembre (cálidas), y el tenor de humedad en el suelo sería el que se alcanza con no menos de 190 mm de lluvias acumulados durante la primavera.
Las emergencias de E. colona en Tucumán, se concentran en dos períodos bien definidos, el primero de ellos coincidente con el cumplimiento de los requerimientos hidro-termales descriptos, es el de mayor magnitud (70%). En el segundo, las emergencias se suceden con continuidad bajo buenas condiciones de humedad y pueden prolongarse hasta fines del verano. La figura 3, ilustra dicho proceso y las diferentes estrategias de control químico que podría utilizarse.
El barbecho químico constituye la clave para el manejo de este biotipo resistente en Tucumán, y en él se debe tratar de lograr la muerte de la mayoría de las plantas de la primera camada. Todavía no ha sido encontrada una tecnología para el control preventivo en pre-siembra (barbecho químico anticipado) y por ello se recomienda realizar esta práctica en dos etapas. Para la primera de ellas, se debe dejar que emerjan naturalmente todas las plantas posibles y luego aplicar sobre ellas un herbicida Fop o Dim. La segunda etapa, se completa después de 5 a 7 días del tratamiento anterior, realizando el barbecho químico que normalmente se practica en el lote (glifosato + 2,4-D). Luego, se debe sembrar la soja o el maíz. Para este último cultivo, se recomienda cuidar un período de carencia de por lo menos 10 días desde la aplicación de los graminicidas, aspecto que está siendo objeto de revisiones.
Para el control de ECRG en pre-emergencia, se lograron buenos resultados en soja con diclosulam, clomazone y s-metolacloro. En maíz, este último herbicida, atrazina y especialmente la mezcla de ambos resultaron eficientes.
En postemergencia de la soja, se aplican graminicidas Fop o Dim antes de que el biotipo macolle, solos o en mezcla con glifosato. Para maíz, se recomienda el empleo de glufosinato de amonio, en variedades con el gen de resistencia LL y se está evaluando la aptitud de nicosulfuron para su control.
En el caso de Tucumán, con dos aplicaciones bien realizadas con graminicidas, una de ellas en el barbecho químico y la otra durante el manejo de la soja, pudo lograrse una drástica reducción del nivel de infestación de un año al otro. Ello, sumado a las otras alternativas existentes para su control químico, hace suponer que su difusión no alcanzará niveles alarmantes, a menos que desarrolle una nueva resistencia.
Lolium multiflorum y L. perenne resistentes a glifosato
Los lotes certificados con la presencia de estos biotipos son pocos (figura 1), pero se conoce la existencia de casos con distribución aleatoria, relacionados con su historial en la intensidad de uso de glifosato, en el Sur de la provincia de Buenos Aires (Vigna, comunicación personal).
En el control de estos biotipos, nuevamente aparece el empleo de los graminicidas Fop o Dim en los barbechos químicos, aplicados solos o en mezcla con glifosato, con destino a la siembra de trigo. En el manejo del cultivo, se utilizan los herbicidas pinoxaden, pyroxsulam + cloquintocet e iodosulfurón + metsulfurón.
Organización de las acciones para el manejo de las resistencias
El organismo oficial que centraliza la información y acciones sobre resistencia es el Senasa, a través de la Comisión Nacional Asesora sobre Plagas Resistentes (Conapre) (Passalacqua et al. 2010). Recientemente, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), introdujo la Red de Conocimiento en Malezas Resistentes (REM, http://www.rem.org.ar), organización que en poco tiempo se constituyó en una importante fuente de información para Argentina.
A diferencia de lo que ocurrió en Brasil con la HRAC-Bra (http://hrac-br.com.br/historia.html), donde las empresas líderes en la producción y comercialización de agroquímicos asumieron su liderazgo y la financiación de proyectos de interés, en Argentina las mismas desempeñan un rol secundario, a través de su participación en organizaciones como Conapre y REM.
Por otra parte, en la Argentina no existe actualmente una asociación que agrupe a los matólogos y organice reuniones o congresos donde éstos expongan los resultados de sus investigaciones, por lo que en su mayoría se presentan en el extranjero.
Las futuras resistencias
Existen comunicaciones que indican que se estarían desarrollando resistencias a herbicidas, pero el autor desconoce los estudios que se estarían realizando para su verificación. No solo se incluye al grupo de las glicinas, sino a otros modos de acción, cuyas consecuencias crearían problemas de manejo para el trigo y los girasoles CL, invalidando herbicidas y tecnologías de reciente generación.
Se destaca el riesgo que representa el uso masivo de los herbicidas Fop y Dim para el manejo de los actuales biotipos resistentes a glifosato. Sobre estos últimos, se está ejerciendo una presión de selección comparable a la que les dio origen (RG), existiendo la posibilidad de “apilar” una nueva resistencia en ellos. Tampoco se debe descartar la aparición de nuevos biotipos en otras especies de la misma familia.
Conclusiones
La bonanza del empleo del glifosato para controlar todos los problemas de malezas está concluyendo. Las especies tolerantes, no consideradas en este trabajo, y los biotipos resistentes son responsables de ello. Existen evidencias del desarrollo de nuevas resistencias al glifosato y a herbicidas con otros modos de acción.
Con los pocos biotipos resistentes registrados hasta el momento en el país, se demostró el conocimiento de las técnicas de avanzada para su estudio. Igualmente, para definir estrategias para su manejo, el productor continúa adoptando las más simples y económicas. El objetivo de la rotación de los modos de acción de los herbicidas no está muy bien comprendido por parte de los productores, menos aún si no se tiene un problema concreto de resistencia o si la rentabilidad del cultivo depende de la economía en el control de malezas.
Para el futuro, se requiere de la aplicación de una política diferente a la practicada hasta el momento, siendo necesario definir estrategias regionales de prevención e investigación.