La fertilización ayuda en la lucha contra la erosión

(Fuente: EEAOC, Publicado en La Gaceta Rural) En Overo Pozo, hubo una clara respuesta al uso de nitrógeno, comparado con el testigo sin fertilizar

.Desde la Sección Suelos y Nutrición Vegetal, Gonzalo Robledo comentó sobre las prácticas realizadas en fertilizaciones en esta campaña, y destacó que el maíz ocupa un bajo porcentaje en la secuencia soja-maíz en el este de Tucumán.

“Los grandes volúmenes de rastrojo de lenta descomposición, que aporta el maíz a los sistemas productivos, son una muy importante barrera de protección del suelo contra el impacto de la gota de lluvia, además de que aumenta la infiltración y disminuye la escorrentía superficial. Esta situación, más la falta de control de la erosión, entre otras causas, han llevado a la región a una importante degradación de los suelos”, señaló.

Robledo opinó que “la fertilización puede ser un paliativo de esta problemática, toda vez que el aumento de la producción de los cultivos se asocia a un aumento en los residuos de cosecha y, por ende, a una conservación más efectiva del agua y de la materia orgánica”, con el fin de lograr balances positivos, tanto de carbono como del agua almacenada por el suelo. Asimismo, añadió que aumentos permanentes del potencial de rinde de los cultivos implican subas en las dosis de nitrógeno (N). Debido a la tendencia de aumentar la dosis de “N” en maíz, se hace imprescindible un buen diagnóstico que relacione la respuesta del cultivo con el contenido de “N” nativo del suelo.

“Es necesario definir la dosis de ‘N’ en diversas situaciones de manejo del cultivo y del suelo. Uno de los factores a tener en cuenta en el diagnóstico de la disponibilidad del nutriente, es el contenido de nitratos en el estadio fenológico de 6 hojas verdaderas del maíz (V6)”.

Ensayos: Se probaron distintas dosis, momentos de aplicación, fuentes nitrogenadas y cultivos antecesores de cobertura. Resultados: a) Overo Pozo: mostraron “una clara respuesta a la fertilización nitrogenada”, de unos 3.000 kg/ha, comparada con el testigo sin fertilizar, independientemente de la dosis; b) Garmendia: los fertilizantes sólidos a dosis bajas (30 kg N/ha) fueron más efectivos que los líquidos, mientras que a dosis altas (70 kg N/ha) todas las fuentes tuvieron la misma eficiencia; c) Otras localidades: se detectó una asociación entre los contenidos de nitratos del suelo en V6 y la respuesta del cultivo a la fertilización nitrogenada.

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