(Fuente: La Gaceta Rural) Los técnicos de la Sección Granos de la Eeaoc estiman que habrá una baja del potencial de rendimiento. Hubo lluvias y más alivio.
La campaña de granos 2013/14 se inició nuevamente con falta de precipitaciones, ya que durante el principio de la campaña -en noviembre y diciembre- sólo aparecieron lluvias esporádicas y muy irregulares, a lo que se sumaba que veníamos de un invierno y de una primavera extremadamente secos y sin aportes de lluvias, lo que hizo que se arranque con los perfiles de suelo totalmente vacíos de agua, dijeron los técnicos del Proyecto Soja, pertenecientes a la Sección Granos de la Eeaoc.
Si bien luego llegaron las lluvias en enero y finalmente como todos esperaban en febrero, “la demora hídrica ocasionó que un importante porcentaje de las siembras de soja se realizaran en fechas tardías y extratardías (durante enero)”.
Inclusive “se presentaron situaciones muy extremas, como la del sur de Tucumán, en donde la escasez hídrica fue más severa aún”.
“Esta realidad implica una disminución del potencial de rendimiento del cultivo en nuestra provincia y zonas de influencia”, y le pone un techo a los mismos.
Esta situación puede complicar muchos a los productores, que ya vienen con un arrastre importante de malas o nulas cosechas, y su situación económica financiera no es para nada fácil.
Desde la implantación, y en las sucesivas etapas del cultivo, la disponibilidad hídrica fue ajustada, con la característica de prolongados períodos de altas temperaturas, que generaron estrés térmico principalmente en la soja, condicionando su crecimiento y desarrollo. A su vez, hubo “numerosos casos de resiembra por la disminución en el stand de plantas”, tanto por las condiciones térmicas e hídricas extremas, como por situaciones de planchado”.
Alivio y sonrisas
Las últimas lluvias generalizadas, de la segunda quincena de febrero, trajeron alivio a los productores, ya que permiten que el cultivo disponga de buena humedad al momento de iniciar las etapas críticas para la soja (formación y llenado de vainas). “Si las lluvias siguen acompañando al desarrollo de la oleaginosa, se podría esperar mejores rendimientos que las dos últimas campañas”. Estas fueron sumamente críticas para los productores, no sólo debido a la prolongada sequía que disminuyó el promedio de rindes, sino también por un complejo panorama económico de muy baja rentabilidad.
A la fecha en que nos encontramos, “los cultivos de soja están en plena carrera”, pero vienen jugando desde atrás con retrasos en sus etapas vegetativas y con plantaciones que ya están -muchas- en plena floración, pero con un tamaño menor al que deberían tener, lo que afecta su potencial rendimiento.
Buena sanidad
En cuanto al aspecto sanitario, la campaña se caracteriza por los “crecientes problemas de malezas tolerantes y resistentes al glifosato, que obligaron al productor a utilizar nuevas estrategias de manejo para controlarla”, no siendo totalmente efectivas en muchos casos. Esto ocasionó que se observaran lotes donde el control de esta problemática no fue adecuado, inclusive partiendo desde problemas en los barbechos previos a la siembra.
Respecto a plagas y enfermedades, hasta el momento los niveles pueden considerarse normales, recomendando tener cuidado en el control del “picudo negro”, una plaga con importante presencia, así como también estar atentos a la “oruga bolillera”. Entre enfermedades se observan problemas de “bacteriosis”, pero si siguen las actuales condiciones de días nublados y húmedos habrá que estar atentos a la aparición de “enfermedades fúngicas”. Hay que monitoear el cultivo para realizar un manejo adecuado de las plagas.
Ahora que los lotes presentan humedad en los suelos, “es necesario que las temperaturas acompañen y que aparezca el sol, para activar la fotosíntesis y hacer que el crecimiento y desarrollo del cultivo sea más eficiente y mejoren las expectativas”. En este contexto, se supone que esta campaña presentará un panorama más alentador que los últimos dos años, esperando mejores rindes, pero sin aspirar a los máximos potenciales que podría alcanzar el cultivo.